¿Cómo no quererlo?, está en todos nosotros, un regalo de la naturaleza. El que me hace la zancadilla mientras me pavoneo, el que me hace quedar en blanco en medio de una presentación. El miedo es uno más de la familia, y es común avergonzarse por tenerlo, como si fuera un monstruo que ocultar, pero se expresa igual, porque tiene vida propia, se expresa en el arte… en la guerra… en los hipocondriacos.
Siempre tuve miedo de ser menos, de que nadie me quisiera, de ser considerado alguien inferior, de que nadie fuera a mi cumpleaños.Todos los miedos tenían que ver con la gente, con el temor a quebrar una imagen idealizada que nunca existió. Lo genial de envejecer, es que te das cuenta que el miedo nunca desaparece y negarlo es personificar la hipocresía, y también la ridiculez. El miedo es un bendito regalo de la naturaleza si actúas a pesar de ello, un fuego sagrado si lo utilizas a tu favor; pero “ay de aquel que sucumba a su presencia”, corre el riesgo de destruir todo a su alrededor, partiendo por lo que más ama, terminando consigo mismo.
Hola JJ, gran artículo y muy real, no sé si al final te falta un «que» antes de ama, o tal vez lo quisiste expresar así.
Me ha encantado.
Un abrazo🌹
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Yvonne, no tengo palabras para agradecer tu comentario, muchas gracias por la corrección, un gran abrazo
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Me gusta leerte con atención JJ,
yo me confundo algunas veces y agradezco cuando me dicen, los compañeros debemos apoyarnos entre nosotros.
Es un placer leerte. Un abrazo.
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Ya lo decía Yoda en los diálogos de Star Wars: «.. percibo miedo en ti, y ése es el aliado del Lado Oscuro; … no sucumbas al miedo, pues arrastrarte a él busca con ello …»
Un abrazo.
Luis NC.
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