Con su overol manchado de grasa
se limpia las manos con un paño sucio
y me dice: ¡Jefe, el cambio no le pasa!
se escucha la cumbia, se siente olor a cigarrillo
el mecánico usa la llave inglesa como martillo
dice que el auto se ahoga y se calienta
se lleva la mano a la cara
yo espero que no me mienta;
acelera, prende y apaga las luces
¿y usted en esto conduce?
el hombre examina el auto como un doctor
voy por un cambio de plumillas
y me dice: “hay que cambiar el motor”
revisa las pastillas de freno
abre el capó y no encuentra nada bueno:
que la caja de cambio está dañada
que el otro mecánico me dejo la cagada
le pido el repuesto original
pero insiste que el alternativo funciona igual;
me sugiere llantas nuevas para evitar un mal rato
que mis ruedas están más lisas que la suela de sus zapatos;
que mi auto chino parece un tarro
que en dos semanas arregla el sonido raro,
sus dos semanas son meses eternos
que la culpa es del proveedor externo
que repuestos, mantención, mano de obra
este gallo hasta los flatos te cobra;
en la pared un poster de la sensual bomba cuatro
hace el presupuesto en una servilleta
y sabes que no te saldrá barato
Este poema me hizo el día! Jeje
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La solución es muy facil, este problema requiere un rápido cambio de mecánico.
Saludos.
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Tal cual la vida misma jajaja. Saludos.
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Así es la poesía, encuentra la belleza en cualquier lugar. Enhorabuena por convertir una visita al mecánico en algo tan poético. Saludos.
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Una visita al taller convertida en poesía… ¡Bravo!
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👏 Buenísimo. Jamás pensé que alguien podría extraer poesía de algo tan mundano…
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Gracias Paula; como dice Dylan: «Todos son poetas y saben leer en el viento», un abrazo, escribes muy bien.
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Que genial! Como dice Leo, cambio de mecánico 😉
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