No importa lo bueno que creas ser en algo, si no lo contrastas con la realidad tu vida será una eterna expectativa. Si no soportas los rechazos es porque tu egoísmo es mayor que tu deseo. La humildad es “La estrategia” para mantener a raya la frustración; al ser consciente de tus limitaciones aterrizas, dejas de “perder energía” tratando de entender ¿por qué no me eligieron? ¿por qué no me quieren?
La humildad oxigena: cuando piensas mucho en algo empiezas a aguantar la respiración (haz la prueba), lo mismo va cuando recordamos algo que no nos gusta. Querer controlar todo lo que te rodea (incluso a las personas) es una lenta y paulatina asfixia.
La humildad oxigena, excelente. Me quedo con esa idea!
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Es cierto que sería de nosotros sin la humildad, yo suelo decir humildad divino tesoro.
Muy interesante tu post.
Saludos
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Entiendo que hasta que no nos despojemos del yo sabiéndonos no más que otro animal cualquiera, jamás alcanzaremos la humildad; esa que nos concilia con el prójimo y, hasta, con nosotros mismos.
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Hasta el momento la única forma que conozco es entrenando la atención, de esa forma voy paulatinamente «dejando ir» mis pensamientos, y poniendo todo el foco en la respiración. En un estado sereno se toman las mejores decisiones. Un abrazo grande!
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