“Que si, que no”. “Que voy pero me quedo”. “Que haré esto, pero hago otra cosa”. ¿Quién no tiene el amigo que respira la contradicción? ¿Quién no ha caído en la trampa de prometer algo y al día siguiente hacer lo opuesto?. Casi siempre tiene que ver con los asuntos clásicos: vicios, trabajo y amor.
Tu mente quiere parar de comer, pero tu mano ya está abriendo el refrigerador. Tu cuerpo quiere estar despierto, pero tu mente le da pastillas para forzarlo a dormir. A veces la mente viola al cuerpo, a veces el cuerpo viola la mente. Violarse a uno mismo quita mucha energía. La fatiga no es casualidad.
La contradicción puede ser una forma de vida. Puede que el sufrir te venga bien si es tu forma de obtener cariño, pero terminas dañando a los demás si no eres consciente de ello.
Dicen que tener un propósito, proyecto u objetivo es fundamental para la felicidad. Tiene sentido, ya que logra que la mente y el cuerpo trabajen temporalmente en una sola dirección. Sin embargo, es solo una solución temporal si no nace de ti mismo.
Las contradicciones son el resultado de una mente agitada. Es en la calma donde las dudas dejan de tener sentido; es en la calma donde el panorama se aclara.
Aquietar tus aguas es difícil, se requiere practicar la paciencia, muchísima paciencia; respirar profundo como si se te fuera la vida, pero en este mundo ansioso, quizás esa sea la mayor contradicción de todas.